Podología geriátrica
Podología geriátrica
Valorar la marcha inestable, preservar la biomecánica funcional para mejorar la propiocepción y evitar futuras caídas.
A lo largo de la vida, nuestros pies han soportado mucho peso, y sus músculos, huesos, articulaciones… han padecido una serie de modificaciones que hacen que sean más vulnerables y que requieran unos cuidados periódicos para su buen mantenimiento.
En el pie de las personas mayores solemos observar una pérdida de tejido adiposo y una mayor deshidratación. Estos dos factores hacen que sea más fácil la aparición de lesiones en los pies. Además, en un número importante de pacientes nos encontramos con enfermedades crónicas que añaden más riesgo a esta situación (diabetes, artrosis, artritis…).
El cuidado de los pies durante la tercera edad, junto con tratamientos ortopédicos adecuados y/o ayudas para la marcha pueden mejorar la independencia del anciano, prevenir caídas y otros problemas asociados a la inmovilidad. Caminar bien llegada la tercera edad aumenta la autoestima, permite mantener una vida social satisfactoria y mejora notablemente la calidad de vida del anciano.